sábado, 2 de mayo de 2009

San Miguel de Allende


Estoy en San Miguel de Allende, enseñándole a mis hijos a asar carne, cómo se pone la brasa, de qué manera se agarra una cebolla o un chorizo de la parrilla sin quemarse, echándome una cubas (lo siento, es generacional) y básicamente recluyéndome de los males de la ciudad de México.

Después de todo lo que me he quejado, esto de parar por completo, aunque sea a huevo, si ayuda. Te pone en perspectiva harta cosa. Desde el paso del tiempo hasta la histeria constante que mantenemos con nuestros hijos. Pobres. Siempre, como dice la Charon, son las criaturas las que la pagan. Y no se lo merecen.

La imagen que decora el presente está tomada en la presa San Miguel, a unas cuadras de nuestra casa. No podemos estar más recluidos y alejados de los centros de contagio y disfrutando el aire libre que en México parece ser que es nocivo. Mi perra corrió hasta abrirse las patas -literal, la Flamante Goya está tirada a mi lado con un leve quejido. Mis hijos se llenaron de lodo, quemaron hojas con una lupa, le aventaron piedras a la presa. Y de la enfermedad que tiene tomada al mundo, nada.

El fondo musical ha sido desde Chente por la mañana hasta Lo Nene con lo nene, la Nena con la nena de Chico Che, aportación de mi señora madre. Platiqué con Toño, el velador, que además de venir hasta el socket como es su costumbre en estos días que no sabe que vamos a aparecer por acá, estaba muy preocupado por lo que pasaba "allá en México", pero sin tener una idea clara de la situación; y para ser sinceros, esta separación temporal del ojo del huracán me hace dudar que sea tan global como parece. Si es, pero de acá se ve tan lejano.

Detenerse a pensar ayuda. Bueno, detenerse ayuda. Yo salí, pero todo mundo se detuvo. En sus casa asando carne, saliendo a Cuernavaca, a Acapulco, a Querétaro, a donde sea. El asunto es detenerse. Revalorar. Reacomodar. Y pensar que lo que tenemos está bien, que no necesitamos todo lo que decimos que necesitamos. Que nuestros hijos, amigos y familia están bien y eso es importante. Lejos de la enfermedad y de la paranoia.

Esperamos que esto acabe pronto, Pero sobre todo, que acabemos bien.

Continuamos...

1 comentario:

Unknown dijo...

Cultivando el fino arte de desenchufar el cerebro por medios alcoholísticos... vientos!

Aunque en esas tierras "raja-patas-de-perro" se pone cañon el calor... yo anduve por ahi hace como tres años con mi perra Quake y le pasó lo mismo, entre la presa y el Jardín Botánico....

Pa que salgas de la costumbre cubetera luego te mando la receta del cocktail del momento: "Tequila Sneeze"... estoy perfeccionando las cantidades, pero pronto se pondrá de moda jajajaja....