lunes, 8 de junio de 2009

Quemaduras de tercer grado


¡Qué feliz debe estar el Peje estos días! Entre los niños quemados de Hermosillo, la Selección que más que ir a El Salvador necesita uno, los muertitos diarios por las venganzas del narco y hasta el avión de Air France. Se debe estar relamiendo los bigotes de todas las culpas que le va a echar a gobierno "espurio" y va a reforzar como nunca su cantaleta de "estaríamos mejor con López Obrador"

Porque lo nuestro, lo nuestro, es politizar. Es buscarle patas a las lombrices y encontrar la manera de llevar la responsabilidad a su última consecuencia en vez de personalizarla. Si de alguien es la culpa de la tragedia que hasta ahorita a cobrado la vida de casi 50 niños por el incendio de una guardería en Hermosillo, es de la persona que no hizo las salidas de emergencia y del funcionario corrupto que firmó que eso estaba bien, si este fue el caso. Pero como en el acta constitutiva aparece una pariente más que lejana de Calderón, es el grito de guerra para anunciar a los cuatro vientos la creación de la Fiscalía Especializada para la Investigación de Cuidados Infantiles Fraudulentos en el Noroeste del País (la FIESINCUINFRANOPA, por sus sencillas siglas), el Senado exigirá que las investigaciones lleguen "al fondo del asunto, caiga quien caiga", la fracción parlamentaria del PRD pedirá la cabeza del Gobernador y de paso le dará un raspón al Gobierno Federal y todos los noticieros repetirán hasta el cansancio el nombre de esta pobre mujer (Marcia Matilde Altagracia Gómez del Campo Tonella, bastante feo si me preguntan) haciendo una serie de enroques y conjunciones para relacionarla con el preciso y con el gobernador y de inmediato saltará a frase favorita: BASTA EL TRAFICO DE INFLUENCIAS.

No soy nadie para deslindar resonsabilidades; afortunadamente estoy alejado físicamente de los hechos y no tengo nada que lamentar. Pero en México tenemos un mal que si no hacemos algo por eliminarlo no vamos a transitar como sociedad a la verdadera justicia: entender la diferencia entre una verdad moral y una verdad jurídica. En México, TODOS sabemos que Salinas mató a Colosio. TODOS sabemos que al Cardenal Posadas lo mandó matar el narco. TODOS sabemos que el Pato se tiró a la Tigresa. Pero lo que NADIE tiene son pruebas, una denuncia, un testigo. Somos felices con saber que nuestra moralidad está intacta gracias al villano preferido, pero no somos capaces de enfrentar el proceso de prueba de la verdad. El hecho que la guardería tenga entre sus dueños a quien los tenga, no los hace resposable de la muerte de los niños hasta que se demuestre lo contrario. ¿Y si eran los parientes pobres y también perdieron su fuente de trabajo? "¡No, como va a ser posible!", le dicen a Juan Pueblo los medios y los opositores, "¿no ves que se están llenando las bolsas de dinero y tu no tienes que comer? ¡Si son unos asesinos de niños!"

El dedo flamígero de la culpa moral es el más fácil de apuntar. Pero por eso, la justicia tiene una balanza y es ciega. Si son culpables, que los quemen en plaza pública. Pero si también son víctimas, porque el que estaba chueco era el de la llantera de al lado, las quemaduras de tercer grado que están sufriendo en su integridad y en su nombre no se las quitan ni con Picrato Compuesto.

Mi más sentido pésame a las familias de los niños. Espero que su dolor sea pasajero.

Me han preguntado como publicar comentarios. Solo presionen abajo Comments y podrán decirme lo que piensan.

Continuamos...

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